Por: Pilar López BernuésColaboradora de Enigma 900 en Barcelona, España
http://www.plbernues.es.tl/
Solemos decir que nosotros, los humanos, somos inteligentes y que los animales sólo se mueven por instinto, pero mi pregunta es: ¿De dónde parte esa sabiduría congénita que permite al resto de seres del planeta buscar alimento en el momento de nacer, entenderse con su especie, ponerse en pie o, como en el caso de aves migratorias, regresar al mismo nido tras un largo viaje?
Si analizamos un poco eso que llamamos INSTINTO hemos de aceptar que es un arma realmente poderosa y competente… ¿Dónde está ubicada?. Todos sabemos que los humanos, al nacer, somos los seres más indefensos del mundo, hasta tienen que darnos una zurra para que aprendamos algo tan obvio como es respirar… Luego, nuestra inteligencia se va desarrollando, somos capaces de investigar, aprender materias, dominar la naturaleza y hasta inventar genialidades como La Red…Pero observemos un poco cómo el instinto opera en el resto de seres, porque es insólito y fascinante si lo analizamos paso a paso.- Cualquier mamífero se pone en pie al momento de nacer, busca alimento y es capaz de comunicarse con su madre y otros miembros de su especie.
Muchas aves migratorias recorren cientos de km. cada año y son capaces de regresar al mismo nido. Eso especialmente me llama mucho la atención en el caso de las golondrinas, por ejemplo, que anidan en ciudades, porque si encontrar un lugar concreto en medio de una urbe ya tendría mérito, hay que tener en cuenta que las poblaciones cambian, que unos edificios sustituyen a otros, que donde había un parque puede haber un supermercado… ¡Vaya GPS!
Lo mismo cabe decir de los salmones, que regresan a desovar al mismo lugar en el que nacieron, o las tortugas…
¿Y el instinto maternal que muchas veces es más poderoso que el de la propia supervivencia? Los humanos podemos decir que, siendo racionales, amamos a nuestros hijos, pero… ¿qué animal no lo hace? ¿Cuántos viajes hacen una pareja de aves para alimentar a sus polluelos? ¿Cuántos riesgos corren muchas hembras mamíferas para defender a sus retoños, enfrentándose ciegamente al peligro? ¿Alguien ha visto cómo un cocodrilo traslada a sus crías en la boca?
Parece que eso que llamamos genéricamente “instinto” tiene algo de racional, sentimental o, tal vez, sea superado por otro instinto mayor: ¡Anteponer la supervivencia de la especie a la propia! Pero… ¿Qué ocurre cuando un perro, por ejemplo, expone su vida en una autopista (hemos podido ver en TV varios casos) para salvar a otro perro, o cuando defiende a muerte a su dueño y hasta muere de pena si al amo le pasa algo? Eso ya no es instinto de supervivencia de la especie antepuesto a la supervivencia propia, es algo más.
Los ejemplos serían innumerables, pero para abreviar voy a dar otro enfoque complementario. Muchos de nosotros tenemos mascotas. Perros, gatos y un largo etc. viven integrados en nuestra sociedad, lejos por tanto de una vida natural… ¿Cómo actúa entonces su instinto si no tienen que buscarse comida ni defenderse?
He podido observar que perros y gatos (posiblemente también otras especies supuestamente menos desarrolladas, pero escribo lo que conozco) son capaces de saber que su dueño regresa a casa mucho antes de abrir la puerta de casa, en ocasiones mucho antes de que se acerque al portal de la calle ¿Cómo lo consiguen? ¿Es por el sonido, por el olor, captan algo que a nosotros se nos escapa…?
Y ahora mi propio ejemplo: Tengo un Pastor Alemán, que es mi “sombra” y me sigue por toda la casa. Hace un mes mi marido me regaló un gatito. Era muy pequeño, sólo tenía mes y medio y cabía en una mano. De inmediato, el perro lo quiso oler y yo lo dejé pero sin soltar al bebé, porque de una simple dentellada el chucho podía cargárselo… Bueno, desde el primer momento, tras olerlo, lo lamió, lo lamió hasta dejarlo mojado. Yo estaba con el alma en vilo y en tensión pero el perro no hizo ademán alguno de agredirle y lo curioso es que el gato comenzó a buscarlo e ir tras él, sin miedo alguno. Unos días después el Pastor Alemán se empeñó en coger al gato con la boca; yo no lo dejaba, claro, pero al fin logró arrinconarlo y lo que hizo fue “tomarle medidas” sin apretar, como sopesando lo frágil que era… Bueno, ni que decir tiene que juegan (también se pelean de palabra: “marramiau y guau” ahí queda todo el conflicto) y se buscan todo el día. Pero algo sí me llamó especialmente la atención: La cocina de mi casa da a un patio grande en el que el perro tiene su comida. La puerta estaba abierta y el gato no había salido todavía a ese lugar, pero ya se sabe lo curiosos que son los felinos. Yo estaba de espaldas, fregando platos, cuando el minino salió al exterior… Me giré justo a tiempo para ver cómo el perro lo cogía con la boca y lo metía dentro de casa. ¿Intentaba protegerlo por si se perdía? Pues yo creo que sí, porque a la mañana siguiente el gato volvió a salir, yo estaba también en el exterior y el chucho, al verme a mi, ya se desentendió del tema…
¿Qué instinto hace que dos “enemigos” declarados, como son perros y gatos, convivan desde el primer momento, que el enano no sienta miedo y que el Pastor Alemán aparque sus celos (que los tiene)? Y también paciencia, cuando el pequeñajo se le cuelga de la cola, se sube encima del lomo y estira la pata para tocarle el hocico, provocándolo para jugar.
Los humanos usamos la inteligencia y los animales el instinto, vale, pero… ¿De dónde parte ese poder y conocimiento tan precisos? Lo que está claro es que la mayoría de los seres vivos son capaces de obrar más allá de lo que les marcaría un canon primitivo porque poseen también sentimientos. Sólo hay que observarlos con una mínima atención.





GURÚS, MAESTROS, INICIADOS, CONTACTADOS Y PERSONAS CON UN HILO DIRECTO AL “MÁS ALLÁ” PROLIFERAN COMO SETAS.






Por: Pilar López Bernués
Durante años intenté viajar al astral sin conseguirlo. Llegaba a un estado de relajación muy profundo pero en el momento de ir más allá algo me detenía (supongo que un temor implícito) Llegué a notar que flotaba, pero en esos momentos me invadía un ligero mareo en la cabeza y volvía atrás una y otra vez… Hará cosa de dos o tres años, mi marido y yo estábamos pasando unos días de vacaciones en una pequeña población de la Costa Brava. Uno de esos días me fui a dormir antes que él, pero pese a estar cansada y tener sueño no lograba dormirme, entonces decidí probar de nuevo lo del “viaje astral”. Me relajé y cuando empecé a sentir el conocido mareo que siempre me había echado atrás decidí continuar… Pasé de esa sensación y pensé: ¡Allá va!
Me encontré de pronto, 100% consciente, en algún lugar que no supe identificar. Era una ciudad (yo diría que turca). Volaba a ras de suelo y mi preocupación era reparar en los rótulos de las tiendas y en cualquier cosa que pudiera servirme como pista… De pronto, mi marido entró en la habitación en la que yo “dormía” y me dijo algo. Sé que pensé: “Diablos, ha despertado mi cuerpo, volveré ipso facto y no recordaré nada”. Efectivamente, me desperté, pero con la conciencia muy clara y la convicción de que había logrado mi primer viaje astral. En cuánto respondí a mi marido y él salió de la habitación decidí que iba a regresar al lugar en el que estaba… ¡Y lo conseguí! Seguí dando vueltas por la ciudad, mirando ávidamente todo lo que tenía delante y sintiéndome más real y consciente que en la vida cotidiana. Tras vagar sin rumbo me hallé en lo que parecía un mercadillo al aire libre, lleno de tenderetes diversos. En esos momentos, sentí que mi cuerpo iba a despertar de forma definitiva y, rápidamente, traté de memorizar lo que tenía enfrente: Era un puesto de libros y periódicos y conseguí ver la fecha de uno de los últimos: 1942. Como aquello era un mercadillo ambulante, pienso que ese puesto en concreto vendía material antiguo, eso no lo sé, pero ya no pude investigar más porque mi cuerpo me reclamó y desperté en la cama del apartamento con las primeras luces del día.
Lamentablemente, el “impacto” de regresar por segunda vez ha borrado de mi memoria TODO lo que leí con avidez (rótulos, nombres de calles…) pero la experiencia la recuerdo como algo mágico y exquisito. Vagar sin las ataduras del cuerpo físico es indescriptible. Confieso que alguna que otra vez he intentado repetir el viaje pero me he dormido o me he vuelto atrás al notar ese ligero mareo. Hay que ser constante, estar relajado y tirar “palante”, y en estos momentos de mi vida lo tengo difícil, pero lo que viví está ahí, lo recuerdo y me llena enormemente poder constatar que somos más que un simple cuerpo físico compuesto por 27 elementos químicos.
LA PIRAMIDE DE CHOLULA CONSTRUIDA POR EL GIGANTE XELHUA EN AGRADECIMIENTO POR SALVARSE DEL DILUVIO EN ESTA ZONA DEL ESTADO DE PUEBLA.








EL ESPECTRO DE LA HACIENDA DE SAN NICOLAS DE LOS AGUSTINOS LA CUSTODIA PERMANENTEMENTE Y FUE CAPTADA SU PRESENCIA EN SALVATIERRA, GUANAJUATO.


REPORTAJES ENIGMATICOS


.jpg)
ENTREVISTAS ENIGMATICAS

Ima Sanchis:
Ima Sanchis:
Ima Sanchis:
Ima Sanchis:
Ima Sanchis: