Asesinado por Humanoides

Por: Elías Marín

El 13 de agosto de 1967, en el estado brasileño de Goías, Ignacio Souza regresaba en compañía de su esposa a su casa, situada en la hacienda Santa Maria, donde ejercía de guardia y cuidador. Cuando se encontraban a escasa distancia de su hogar, Ignacio y su mujer contemplaron con asombro que en la pista de aterrizaje de la finca se encontraba aparcado un extraño artefacto de unos 30 mts. Que tenia la forma de una palangana invertida. A corta distancia pudieron ver también a 3 personas de aspecto humano. Veamos como relato el propio Ignacio esta parte de los hechos, según lo recogió Antonio Rivera en su libro Encuentros con humanoides.

“ Maria y yo volvíamos de Crixás y aquellos seres ya estaban allí. Pensé que seria gente que venia de visita, pero me extraño un poco el tipo de avión que traían. Eran personas de la misma apariencia que nosotros, salvo que aparecían calvos. Parecían estar jugando y brincando como niños, pero en silencio. Cuando nos distinguieron, me apuntaron con el dedo y echaron a correr hacia nosotros. Yo grite a mi mujer que se metiese corriendo en casa. Como yo llevaba conmigo una carabina, dispare contra el que tenía mas cerca. En ese momento salio del avión, como de una linterna, una luz verde que e alcanzo en el lado izquierdo del pecho. Caí al suelo. Mi mujer corrió hacia mi y recogió el arma., pero aquellos sujetos ya habían entrado al avión, que se elevo en vuelo vertical, a gran velocidad y haciendo un ruido parecido al de las abejas ”.

Tres días después llego el dueño de la finca A.S.M., se encontró con la inesperada noticia de que su fiel trabajador se encontraba postrado en cama. Cuando acudió a verlo Ignacio seguía convencido de que había matado a uno de aquellos hombres. El nunca había oído hablar de ovnis mucho menos de platillos volantes, así que seguía empeñado en que aquellos personajes debían ser ladrones que intentaban robra en la hacienda de su jefe. Cuando el hacendado comprobó que la salud de su trabajador no mejoraba, ya que experimentaba vómitos, hormigueo y otras dolencias, decidió llevarle a Goigania, la capital de Goiás. Una vez ante el medico este pudo comprobar la existencia de una quemadura de aspecto circular y unos 15 cm. de diámetro en el tronco, a escasa distancia del hombro. Desgraciadamente para el testigo, las pruebas no trajeron buenas noticias. Según los análisis Ignacio de Souza padecía leucemia, y la medicina no podía hacer nada por salvar su vida. Poco a poco el estado de Ignacio fue empeorando, hasta que la enfermedad acabo con su vida.