29 junio 2007

La Leyenda Urbana de Los Alfaques

Por: Pilar López Bernués
Colaboradora en Barcelona, España


LEYENDAS URBANAS
En la tarde del 11 de julio de 1978 un camión cisterna sufrió un accidente en la carretera costera de la provincia de Tarragona, poco antes de llegar al pueblo de Sant Carles de la Rápita y justo al pasar sobre el cámping “Els Alfacs”.

El líquido inflamable se vertió sobre la mitad del terreno ocupado por el cámping y se inflamó convirtiéndose en una bola de fuego que arrasó cuánto halló a su paso.

Las emisoras de radio y más tarde la televisión, no lograban transmitir con objetividad lo que parecía un auténtico apocalipsis. Para apoyar esa idea de desastre y terror, una de las ambulancias que se desplazaban hasta allí tuvo un accidente y murieron sus ocupantes.

Era primera hora de la tarde cuando el camión cisterna se accidentó. La mayoría de los campistas estaban comiendo, haciendo la siesta, jugando a cartas, o bañándose en la playa o piscina. Algunos de ellos murieron tal y como los sorprendió la bola de fuego, pero otros, menos afortunados, corrieron hacia el mar dónde el agua salada sólo contribuyó a aumentar sus heridas y prolongar su agónica muerte.

Como sólo la mitad del cámping sufrió las causas del accidente, algunas familias quedaron diezmadas al salvarse algunos miembros y morir otros. Muchos más sufrieron heridas importantes pero lograron salvarse del mismísimo infierno que unos minutos antes era un pequeño paraíso en el que disfrutaban sus vacaciones.

Y como hay gente para todo, no puedo dejar de señalar que una semana más tarde, sobre las cenizas de tiendas, enseres y personas, una familia alemana colocó su tienda y se dispuso a acampar gratis...

Existe la leyenda, por llamarla de alguna forma, que algunas noches son muchos los conductores que se han tropezado con una multitud de gente atravesando la carretera con cubos de agua pero... ¡sin rostro! Deambulan perdidos, buscando sin duda a los suyos, tratando de apagar el fuego... Más que fantasmas que inspiren miedo, yo creo que se trata de “pobres fantasmas” que no saben aún que han muerto ni qué les pasó. Y parece lógico: ¿Cómo aceptar muchos de ellos que murieron? Estaban comiendo, charlando, leyendo y en segundos se carbonizaron. Es muy posible que esas entidades, confundidas, busquen a sus hijos, a sus amigos, a sus familias...

Muchos autores recalcan lo importante que es mantener una mente abierta en el momento de cruzar al “otro lado”. Parece ser que la mente lo es todo, que uno sólo ve lo que quiere ver y no ve si no lo desea. Por decirlo de otra manera: Los que no creen en nada no pueden recibir ayuda de seres-guía porque su negativa les impide verlos. Los que no aceptan que han muerto, siguen vagando por los sitios conocidos pero cada vez más confusos porque no logran contactar con los suyos, o los suyos ya no están allí, o todo ha cambiado de aspecto, lo que sólo consigue angustiarlos más hasta que su mente comprende que están conscientes pero no en la Tierra sino en otro plano.

Como he apuntado más arriba, yo describiría a los fantasmas de los Alfaques como “pobres fantasmas” y más que miedo deberían inspirar compasión.

1 comentario:

jose luis navarrete dijo...

¿estás vivo o estas muerto?, como el gato de schrödinger, nunca lo sabrás pues quizas estes en ambos estados sin tu saberlo, eso es la mecanica y la quimica cuantica. El 11 de Julio de 1978 se produjo la mayor catástrofe de la historia de la petroquimica en Tarragona.