15 octubre 2007

Pacífica: El Supercontinente Desaparecido

Investigación y Adaptación: Edwin Moller
Dibujo: Luís Chávez Peón
Colaboración: Adán y Jesús Beltrán
Síntesis y Resumen: Rafael Oseguera Reyes


MISTERIOS INEXPLICABLES
EDITORIAL
Las hipótesis de los continentes perdidos han apasionado desde hace siglos a filósofos y estudiosos de otras disciplinas; primordialmente a las relacionadas con la Geología y la Arqueología, probablemente desde que Platón hablo de la fabulosa Atlántida. Para muchos las ciudades y tierras legendarias resultaba únicamente un mito, hasta que un alemán aficionado a la arqueología descubrió la ciudad de Troya.
De entonces para acá, se comenzaron a tomar en serio los relatos que hablan de ciudades sumergidas en el mar o grandes masas terrestres desaparecidas en las profundidades de los océanos por la fuerza de tremendos cataclismos. La Atlántida parece llevarse las palmas de la popularidad.
Pero existe una incógnita que no por haber sido opacada por el sensacionalismo de otros continentes desparecidos, deja de ser inquietante. ¿Existió un continente en lo que hoy es el Océano Pacifico? Las leyendas de los pueblos de los mares del sur se refieren a el y sus últimos vestigios serian precisamente algunos archipiélagos de Oceanía.
¿Debe el Océano Pacífico su nombre a este continente que casualmente se conoce como Pacífica?, ¿Fue hace milenios una base de naves interespaciales de acuerdo con extraños vestigios encontrados, por ejemplo en Nueva Caledonia?
Amable lector, lo invitamos a participar en la fascinante investigación sobre la verdad del continente donde desembarcaron los dioses.
Atte.
Guillermo Mendizábal Lizalde
Editor

¿Qué ocurrió en el Océano Pacifico antes de los albores de la humanidad?, responder con certeza a esta interrogante seria resolver uno de los capítulos menos conocidos de la Prehistoria, aquel que explica el origen y destrucción de los continentes. Por eso, resulta de lo mas interesante considerar una antiquísima leyenda que relata la llegada de una raza de los cielos a Ponape, en las Islas Carolinas.
* Ponape es un archipiélago del Pacifico Oriental, dependiente de los EUA.
Según la leyenda de los nativos más viejos de estas tierras cuentan sobre esta raza venida de los cielos:


– “Eran muy parecidos a nosotros, pero con su tez mas blanca y no hablaban nuestro idioma. Arribaron en grandes navíos plateados en alas del viento”.
– “Nuestros botes navegaron por las aguas junto con los de ellos, y así nuestro pueblo se torno invencible. Ningún enemigo pudo derrotar a nuestros abuelos”.
– “Ellos eran muy sabios, capaces de muchos conocimientos, y nos enseñaron a realizar hechos extraños y milagrosos. Ellos nos ayudaron a construir nuestro imperio en La Gran Isla”.

– “Pero llego el día en que nuestro hogar fue sacudido por una tormenta inimaginable que hizo temblar la tierra y oscurecerse el cielo…era el fin. Solo bastaron unas horas para que los soberbios edificios fueran arrasados. Nuestras islas florecientes se perdieron junto con todos sus habitantes y la gran isla…”.
– “La Gran Isla fue devorada por el mar. Nuestras razas perecieron para siempre. Solo unos cuantos se salvaron entre ellos los hermanos superiores…”.

– “Ellos quisieron reconstruir nuestro imperio, pero solo quedaban unas cuantas islas en medio de la inmensidad del mar, y nuestro menguado pueblo ya no tuvo fuerzas para hacerlo”.

– “Desalentados los hermanos superiores regresaron a su hogar de las estrellas, abandonando a nuestros abuelos a su suerte. Nada volvió a ser como antes”.
¿Se trata solo de una leyenda mas o en su esencia guarda algo de verdad, por increíble que esta pueda parecernos?, una cultura tan avanzada como la que menciona la leyenda, desarrollada al abrigo de maestros superiores, necesariamente debió dejar tras de si huellas de su ciencia madura y de su técnica religiosa, aun a despecho de la catástrofe citada.
Las soberbia ruinas de Nan Madol, en la propia Isla Ponape, allí se oculta una monumental ciudadela y uno de los mayores misterios arqueológicos del mundo, no solo por su perfección arquitectónica, sino por el gran esfuerzo que debió exigir la construcción de mas de 80 edificaciones e incontables canales, muelles y monumentos, consumió combinadamente mas de 400,000 bloques de basalto azul.

¿Podría una cultura tan atrasada como la de los polinesios que habitan actualmente estas islas disponer de la tecnología necesaria para extraer, manipular, tallar y encuadrar tal numero de bloques?
La interrogante cobra mayor fuerza si recordamos que la cantera de basalto mas cercana dista no menos de 400 kilómetros de Nan Madol, y cada una de las columnas pesa en promedio unas 20 toneladas.
Tales interrogantes permanecen sin respuesta por lo menos desde principios del siglo XX, cuando los arqueólogos Paul Hambruch y Jean Dorsenne, independientemente comenzaron a estudiar las islas.
Hambruch maravillado y confuso, cerró su docta investigación con numerosos signos de interrogación y Dorsenne, por su parte escribió en su diario…
- “Nan Madol, parece una ciudad hecha para los mismos dioses. Su antigüedad es tal, que no me atrevo a calculársela y sus imponentes edificios construidos con bloques de basalto hacen de ella una nueva Venecia, pero en una escala mas grande y mucho mas perfecta.”

Pero esta inexplicable maestría no solo nos lleva a preguntarnos acerca de la participación que tuvieron en esta magna obra los hermanos superiores, sino también sobre la naturaleza del fenómeno que puso fin a tan poderoso imperio. ¿Fue un desastre natural?, ¿Existen evidencias que apoyen a la tradición?...hasta hace poco la respuesta hubiera sido un “no” pero las investigaciones mas recientes y autorizadas no nos dejan mas remedio que reconsiderar todo escepticismo inicial, en las ultimas décadas la actividad volcánica, los movimientos sísmicos y otros fenómenos geofísicos han ido en aumento, y toda esa actividad no ha hecho sino que venir a apoyar las teorías que sostienen que la corteza terrestre esta en constante transformación. Y que parte de esa transformación, que ha dado al planeta su aspecto actual, se esta operando ahora mismo, para dar paso a una nueva era geológica. Solo que estos cambios geológicos no son nuevos, y a ellos no solo puede deberse la desaparición de la Atlántida, sino el catastrófico hundimiento de la gran isla que menciona la leyenda de las carolinas, solo que, ¿Qué era exactamente esta gran isla?, ¿Existió realmente algo así en el Océano Pacifico en tiempos inmemoriales?

En la actualidad sabemos que la corteza de la tierra esta compuesta por planchas de roca sólida, y que estas descansan en un material que se mantiene semilíquido y a altas temperaturas. Estas mismas planchas pueden tener el tamaño de continentes, de hecho algunas son mucho mayores, pero su enorme masa no impide que sean empujadas horizontalmente a causa de la fuerte presión ejercida por las rocas fundidas que escapan a trabes de fisuras en el fondo de ambos océanos. ¿Y todo este encadenamiento de fenómenos a donde conduce?

Esta es, palabras de mas, palabras de menos, como la ciencia actual explica la deriva continental, es decir, el hecho de que los continentes se muevan, apartándose unos de otros a un ritmo lento pero constante. La teoría no es nueva se remonta a 1910 cuando el geofísico alemán Alfred Wegener reparo en la similitud del contorno de la costa este de Sudamérica con la costa oeste de África.

Wegener razono que Sudamérica y África, no debían ser mas que dos de las piezas de un monumental rompecabezas y se dio a la tarea de reunir las piezas y armarlo, después de largos razonamientos e infatigables investigaciones que lo llevaron por los 4 puntos cardinales, Wegener, concluyo que hace por lo menos 325 millones de años no había continentes, sino una sola masa de tierra emergida de las aguas a la que llamo Pangea o madre universal de los continentes.


La cual, merced a las fuerza ya descritas, comenzó a expandirse, y 125 millones de años después había dado origen a dos bloques o subcontinentes, Laurasia y Gondwanalandia, y a lo largo de los subsiguientes periodos geológicos, las dos piezas originales del rompecabezas se convirtieron en nueve, al irse moldeando la forma de los continentes actuales.
Otro efecto muy importante ocurre cuando una plancha oceánica delgada choca con una gruesa plancha continental, ya que su borde desciende incontables kilómetros y el mar de fuego sobre el que flotan cede, produciéndose así el hundimiento de la plancha continental. ¿Fue así como desaparecieron para siempre la Atlántida y Pacifica?

La idea de un continente perdido recientemente ha dado lugar a una serie de estudios magnéticos que indican que parte de la plancha del pacifico se encontraba emergida sobre las aguas hace unos 225 o 250 millones de años, y cuya única huella fácilmente discernible serian las numerosas islas y archipiélagos diseminados en el pacifico sur. En este punto, la teoría de los geólogos modernos se hermana con las tradiciones orales de los pueblos polinesios que habitan en dichos territorios… ¿era la gran isla y la que los geólogos llaman masa pacifica una sola y la misma? La teoría se ajusta también a los descubrimientos de numerosos biólogos que las antiguas especies de plantas y animales que luego se generalizaron a ambos lados de los océanos existieron alguna vez concentrados dentro de ciertos límites.

La existencia pretérita de la masa pacifica ha tomado forma directamente de los estudios de dos geólogos, Amos Nur y Zui Ben Abraham, quienes le llamaron pacifica para subrayar su posición prominente en la historia geológica del Océano Pacifico., quienes afirman que hasta ahora la única manera de explicar la aparición de la Cordillera de los Andes y de otras formas montañosas semejantes, es postulando la existencia de otro continente tal vez tan grande como la Australia actual. En efecto, se ha comprobado que unos 250 millones de años atrás, gran parte del macizo andino, especialmente lo que hoy es Perú, Bolivia y Chile, estuvo sepultado bajo las aguas del Océano Pacifico. Las hoy nevadas cumbres, antes fueron montañas submarinas, en donde aun pueden encontrarse fósiles marinos. A juicio de Amos Nur y Zui Ben Abraham, pacifica se fue desintegrando bajo la presión de las fuerzas inimaginables que moldean constantemente a las costra terrestre., la cual finalmente no pudo resistir el cataclismo que hizo emerger a la cordillera andina, y se hundió, dejando atrás incontables archipiélagos en los mares del sur.

La teoría sobre la existencia de Pacifica aun no ha encontrado confirmación absoluta. Pero resulta doblemente importante, por que viene a dar nueva vigencia a las tradiciones polinesias, y también porque necesariamente da un sesgo sensacional a todo el relato. Hasta aquí un hecho resulta innegable: los polinesios saben que en un remoto pasado una gran isla se hundió irremediablemente… ¿Cómo lograron saberlo?
Los fenómenos geofísicos que culminaron con la desaparición de pacifica, tuvieron lugar hace unos 250 millones de años, cuando aun no existían hombres sobre la faz de la tierra. ¿O tal vez si, recordemos las misteriosas figurillas de Acambaro?
¿O fueron los hermanos superiores, los que vinieron de las estrellas, quienes presenciaron el cataclismo, y su descripción llega hasta nosotros veladamente a través de los nativos?

El misterio se ahonda aun mas con el descubrimiento, en esa misma área, de incontables cilindros de cemento cuyo origen no natural parece delatar que fueron hechos por una cultura muy avanzada. Estas columnas, que contienen un exagerado porcentaje de hierro y cuarzo, cuya antigüedad sobrepasa los 10,000 años, han sido halladas, siempre en pocision vertical, en Nueva Caledonia, La Isla Pinos, en Paita y en Las Marianas. ¿Qué prodigiosa técnica las desarrollo y que fin les daba?
Lo primero que observo el descubridor de las columnas, y arqueólogo de Nueva Caledonia, Maurice Chevalier, fue que estas alcanzan hasta 30 metros de altura y dos o tres metros de diámetro, se conservaban casi todas en pocision vertical, y habían sido expuestas a temperaturas muy altas: todo ello difícil de explicar.

Quizás sea un poco audaz, pero ¿no podrían haber sido utilizadas como rampas de lanzamiento de los módulos espaciales de los hermanos superiores?, ¿se trata realmente de un caso mas de vestigios de vuelos extraterrestres en los albores de la humanidad?, quizás las respuestas a estas preguntas se hayan perdido para siempre en el mar junto con Pacifica.
Fuente:
Revista Duda
Año XI No.467
11 Junio de 1980
Editorial PosadaMéxico ®

1 comentario:

Anónimo dijo...

Para los de la NASA les recomiendo de que no vayan en el futuro al planeta Marte poque sino no me gustaría imaginar si al aterrizar allí no os toparais con una mala sorpresa ya que toda via no se sabe si los que habitan ese planeta son hostiles o pacíficos.