30 octubre 2006

Ufologia

Perseguido Por Humanoides

Por: Elías Marín

Extraído del Libro: 50 Años de Ovnis las Mejores Evidencias

de Bruno Cardeñosa

Maxi Iglesias no olvidara jamás aquellos encuentros en tierras de salamanca. Aquellos visitantes permanecerán grabados en su retina por siempre: lo persiguieron casi hasta ka extenuación. La primavera asomaba sus ojos aquella madrugada del 21 de marzo de 1974, justo al comienzo de la intensa oleada ovni que azoto la península ibérica hasta 1979, bajo la cual se criaron algunos de los mas sólidos representantes de la ufología hispana. El joven Maxi Iglesias de 21 años, se ganaba el pan como transportista, conducía su vestusto diesel Ford Avis camino de su casa en Lagunilla (salamanca). Muy cerca de allí, en el termino de Valdehijaderos, observo sobre la carretera a menos de un kilómetro, una potente luz blanca. Detuvo el vehiculo a unos 200mts. La luminosidad había disminuido y lo que tenia frente si era un objeto metálico, ovalado, de unos 11 mts, y posado en el suelo sobre tres patas. Junto a el a la derecha, había un segundo objeto, oscuro, realizando movimientos en vaivén a una altura de unos 16 mts. Primer susto: el motor y las luces de su camión se apagaron y no hubo forma de hacerlos funcionar. De pronto surgieron frente al objeto 2 seres de unos 2 mts. de altura, enfundados en una especie de trajes brillantes de buzo. Los seres gesticulaban, como si hablaran entre si, hasta que desaparecieron por la parte derecha del ovni que estaba en tierra. Al enésimo intento el camión volvió a funcionar y al mismo tiempo el objeto que estaba posado en el suelo comenzó a elevarse diagonalmente. El testigo aprovecho el momento y puso la directa, rebasando al ovni. Unos metros mas adelante, picado por la curiosidad miro atrás y vio como el objeto había aterrizado de nuevo y estaba irradiando la misma luminosidad con la que había comenzado el encuentro. Una vez en su casa trato de conciliar el sueño. A la noche siguiente, casi con las ultimas luces, debía volver a pasar por aquella carretera y la sola idea de toparse otra vez con los ovnis le inquietaba enormemente. Pero no le quedo otro remedio y a las 21:15 horas alcanzaba Valdehijaderos de nuevo. Y otra vez estaban allí los objetos. Como el día anterior, uno de ellos estaba posado, pero en esta ocasión había otros 2 ovnis a la derecha y con nueve metros de separación entre ellos. El resto de la escena se repitió: fallo el motor y el camión se detuvo a unos 200 metros.
Se produjo de nuevo una escena de pesadilla. Aparecieron cuatro seres idénticos a los del otro día, gesticulando de la misma manera. Señalaron a Maxi Iglesias y se dirigieron hacia el camión. El testigo abrió la portezuela derecha y echo a correr por la carretera. Le seguían, según comprobó con el rabillo del ojo, así, que opto por salir campo a través, recorriendo 2 kilómetros entre la maleza. Su distancia, que inicialmente era de 200 mts. Fue disminuyendo paulatinamente, de modo que se la lanzo de cabeza a una zanja de desagüe que le sirvió de escondite. Desde allí pudo observar a los 4 seres en actitud de búsqueda, a menos de 15 mts. Acto seguido, según declaro Maxi los seres se separaron y dieron algunas vueltas. Cuando volvió a sacar la cabeza ya no estaban. Parecían haber abandonado la búsqueda del camionero el cual decidió salir de su escondrijo y caminar hasta las cercanías de otra localidad cercana, Horcajo. Lleno de temor, no se atrevió a llamar a ningún vecino y fumo un cigarrillo, tratando de apaciguar los nervios y de ordenar las ideas que se le venían a la cabeza. ¡Había sido perseguido por unos extraterrestres! Eso pensaba, entre dudas, asombro e incredulidad. Al llegar de nuevo al punto de la carretera donde se encontraba el camión, aprecio que allí seguían los ovnis, aunque no diviso a ningún humanoide. Una sola idea rondaba por su cabeza: salir de allí como fuera. Al llegar al Ford Avis se dio cuenta de que la portezuela que había dejado abierta en su huida estaba cerrada. Quizás por culpa del ruido de puertas, los 4 seres volvieron a aparecer junto al ovni, haciendo ademanes y hablando entre si. Trato de encender el motor, pero el dichoso camión, quizás por influencia de un campo electromagnético, no era capaza de funcionar. Los seres, sin embargo, desaparecieron a la derecha del objeto posado sobre el asfalto. Los ovnis se elevaron en medio de un molesto zumbido y Maxi paso con su camión por debajo de ellos.
La curiosidad, venenosa compañera, pudo más que su instinto de supervivencia. Al igual que en el primer encuentro, detuvo su camión a 200 mts después. Los seres habían vuelto y estaban allí, haciendo algo extraño. Así que volvió a salir del camión y silenciosamente tras unos matorrales, logro acercarse a unos 8 o 9 metros de la escena. Los humanoides entraban y salían del objeto, aunque Maxi no fue capaz de descubrir como y por donde debido a que su superficie era completamente lisa y compacta. Uno de ellos tenía en sus manos una especie de herramienta en forma de T y de unos 80cm de altura, que hundía en el terraplen de la carretera, metiéndolo y sacándolo sin extraer nada. Otro de los seres sujetaba una especie de herradura y los otros 2 parecía contemplar las maniobras. Maxi permaneció 3 minutos observando desde su incomodo escondite. Angustiado, decidió volver al camión y abandonar el lugar. Al día siguiente por recomendación de su jefe, puso el hecho en conocimiento de la guardia civil. Un mando del puesto Béjar le visito 3 días después, entrevistándole y visitando el lugar de los hechos. Allí encontraron una especie de huellas extrañas. En la carretera descubrieron una línea recta, como si el asfalto hubiera sido rayado por un objeto muy duro. En el terraplen había 2 rascones. Un gripo de investigadores ovni advirtió, gracias a un contador geiger, un índice anómalo de radioactividad y 3 círculos de 12 metros de diámetro en los que la hierba estaba tumbada. El caso de este camionero incluye una serie de aspectos que le convierten en un suceso plagado de evidencias. Huellas, efectos electromagnéticos, restos de radioactividad, interrogatorios sin contradicción… Y un aspecto desconcertante: la persecución campo a través. Maxi llego a declarar que no hay que dárselas de valiente; antes no sabia que era el miedo, pero ahora ya se lo que es.